La planeación del banquete empezó un año antes, se contrató el servicio en la “Hacienda San Andrés Cúpula”, fue un evento para 1000 personas.
Antes de empezar la fiesta se realizó una misa para la cual no había espacio suficiente en la capilla, creo que en ese caso la plantación fue incorrecta.
Al entrar al salón te daban opción entre tres cocteles de bienvenida y había una escultura en hielo con el escudo del Instituto a Politécnico Nacional iluminado.
Había una mesa de dulces a la entrada aunque era insuficiente y mal ubicada.
El espacio fue adecuado para la cantidad de invitados, con una pista de baile pequeña.
Con respecto al montaje de la mesa, me pareció desordenado. Había en el centro de la mesa varios platos soperos apilados (se veía horrible), la loza, cristalería y plaqué estaban bien acomodados fuera de esos soperos.
El centro de mesa era bonito pero poco funcional, consistía de una pecera con agua y en ella flores naturales y una vela encendida flotando, en un punto las flores se empezaron a quemar.
La mantelería era blanca y guinda.
Se contrató un grupo musical con utilería (globos, gorritos, etc) y mariachi.
El menú:
Crema de queso con nueces y peras.
Rollitos de pollo en gravy con vegetales a la mantequilla.
Crepas de cajeta y pastel.
La crema era buena aunque no tenía mucho sabor a pera ni muchas nueces.
Los rollos de pollo tenían un trozo de queso panela al centro (supongo) para economizar los costos y no usar sólo pollo, si no eres muy observador no hubieras distinguido entre el pollo y el queso.
Los vegetales estaban sobrecocidos y a la comida en general le faltaba sal.
El postre fue más bien mediocre y el servicio de café llego una hora después del postre. No contaban con más de una taza de café por persona.
El servicio de bebidas fue de descorche libre e incluía refrescos aunque muy limitados en variedad.
Los meseros eran insuficientes para la cantidad de invitados.
La decoración del lugar fue buena. A las 3am dieron servicio de chilaquiles.
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